Noche de principios de enero, desde Arriondas nos dirigimos hacia la Playa de Vega donde se encuentra Güeyu Mar (ojo de mar). La oscuridad es total, la noche cerrada y no nos permite visualizar nada de esa playa en mar abierto que en verano se llena de turistas y surferos. Tiene pinta que una sobremesa en este rincón de Asturias debe ser muy placentera. En estas noches de primeros de año, los restaurantes están casi vacíos, resultando una excelente ocasión para poder hablar sosegadamente, y que para de alguna forma a cada comensal se le pueda dedicar más tiempo.
La carta en Güeyu Mar depende de la mar tanto en sus productos como en sus precios, Abel la configura en función de las capturas y el coste de las mismas. Este día no había el famoso virrey, denominado besugo americano por otros lares. Me llama la atención que la vitrina del pescado estaba vacía; nos dicen que el pescado sufre con tanto movimiento, de cámara en cámara, y para un servicio “pequeño” no lo vuelven a mover. Todo sea por el pescado.
Lo que nunca nos encontraremos son carnes ni arroces (así lo avisan), aquí solo tienen ojos para el pescado, cuidan su selección, miman su elaboración alternando plancha y brasas, y durante la misma la concentración que tiene Abel en cada una de las piezas es máxima.
La diferenciación de un negocio vía la especialización total. Producto, y saber hacer al mando de brasas y plancha
Comenzamos por un indispensable de la casa, salpicón de bogavante, denominado en carta bogavuelos por el tamaño del bicho. Apenas una vinagreta a la que se ha añadido yema de huevo muy picada, y grandes trozos de bogavante. Carne tensa, y sabrosa. Sencillez y generosidad (media ración).
De los pescados en carta nos decantamos primeramente por un lenguado. Nos acercamos a las brasas donde Abel nos enseña la parte superior del pescado, dorada, crujiente; en definitiva una delicia. Como somos pocos, Abel parece que solo tiene ojos para nuestro lenguado; un privilegio. En mesa, el servicio lo desespina y emplata sirviendo por persona tanto una mitad superior como una inferior para notar las diferencias. Está totalmente en su punto, pudiendo notar la musculatura del pescado, carne tersa. Se acompaña de lombarda con un refrito de ajo.
Hemos visto tapar al pescado sobre las brasas con una especie de plato metálico. La razón que se provoque un efecto campana de cara a que no pierda jugosidad, nos dice Abel que es como “si se humedeciese”. Remarcándonos que no siempre es así, que cada pez y cada combustión son diferentes, y se tiene que ir adaptando al medio.
A continuación un pescado del que nos consideramos fans, y con un mayor sabor que el anterior, salmonete. Piezas que podían rondar los setecientos u ochocientos gramos. También a las brasas utilizando como en la anterior ocasión madera de roble. Las láminas salen solas, resultan cuasi hermosas y con un sabor final muy ligero ahumado que resulta agradable.
Finalizamos con la tarta de queso de Afuega’l Pitu que se acompaña con una mermelada de higos robados (según Chema que nos atendió inmejorablemente). Tarta horneada pero que se sirve fría, muy sabrosa, y densa con la parte inferior algo menos cuajada y por tanto más cremosa y suave. Esta tarta degustada, treinta minutos después de su paso por el horno, desde nuestra perspectiva mejoraría ostensiblemente; sin desmerecerla en absoluto. Se nota la calidad del queso utilizado. No más Philadelphia ni similares en las tartas de queso.
Una cocina sencilla que no fácil, un foco total en el producto, mucho conocimiento, cariño, y un esmero al mando de las brasas fuera de lo común. La búsqueda de la perfección en la pareja pescado-brasas. En mi opinión, creo que la comparación con restaurantes de alta gastronomía no aplica, las experiencias son totalmente diferentes. Aquí se habla un solo lenguaje entre los pescados, Abel, y las brasas.
Una visita totalmente recomendable, difícil de encontrar un lugar donde comer peces de tal calidad a tan buen precio, resultando la rcp excelente, como es denominador común por estas tierras asturianas.
Güeyu Mar : El hombre al que los pescados susurraban.
me gustò la precisiòn con la que lo describes muy veraz nada fantástico como otras veces ,gracias Abel y Luisa
Gracias Abel, siempre trato de reflejar con trasparencia mis sensaciones de visitar las diferentes casas. Aunque no se viera la playa, el ir de noche aporta esa tranquilidad y atención en el servicio que es muy de agradecer.
Menudo salmonete, tamaño salmón. Me ha gustado el menú, todo tiene una pinta excelente y la tarta de queso tiene que estar…….. eso sí que me ha abierto la gula en este momento. En una ocasión también comenté yo de un pastel vasco que hubiese ganado mucho con una pequeña espera.
Bien empieza 2014 en Complicidad Gastronómica.
Tamaño brutal….Aclaración la tarta aunque fuera horneada se sirvió fría, mi consejo sería que la hiciesen para el servicio. También es entendible que eso se puede hacer cuando sabes que vas a llenar….
«Oda» al mar!!! Me encanta. El salpicón de bogavante quizás lo que más pasión me ha despertado. Los pescados, deliciosos. ¿Alguna guarnición? Y esa realción cocina-cliente siempre enriquece a ambas partes. Enhorabuena. Feliz 2014 a complicidad gastronómica!
De guarnición para el lenguado, lombarda con un refrito de ajo, y para el salmonete una ensalada de tomate. Esa relación la posibilita que esa noche solo dieran 3 mesas, y también el hecho simplemente de interesarse. Gracias Toni, ya sabes que we keep on rocking…..
bueno….la entrada es tremenda a mi vista.Tiene una pinta bárbara.Mas que salpicón a mi me parece que es «mojadura de bogavante» que bueno haber dejado el paragüas en casa .Los pescados me imagino que en la misma linea.OLA ola y tres veces ola ( ole ole y tres veces ole)
La verdad no está lejos de Santander para poder montarse una escapada….a comer….y la verdad que el tratamiento del pescado es digno de probar y alabar…
Qué gratos recuerdos me han traído tu excelente comentario Isaac. Desde entonces cada vez que he pedido en algún sitio un salpicón de bogavante no he podido evitar una sonrisa rememorando este, el mejor con diferencia de los que he comido.
Veo que siguen en forma.
Enhorabuena y feliz año!
Es un salpicón donde el único ingrediente es el bogavante y la vinagreta está muy picada, por lo que como sólido solo el bogavante…. Muy bueno
El salmonete merece un portarretratos.
Mi pregunta recurrente, ¿Qué vinos acompañaron a estos productos del mar?
José, veníamos de hacer un maridaje en Casa Marcial, y había que conducir, nos limitamos a unas copas de albariño….. Si el salmonete para ponerle un cuadro…