Ganas tenía de visitar Leña, el concepto carnívoro de Dani García. Situado en el mismo espacio que alojó a Santceloni, estamos ante un restaurante casual pero donde todo está muy cuidado. Espacio de alta confortabilidad y servicio numeroso, preparado y de elevados vuelos.
La carta destaca por su amplitud y el uso casi total del fuego y las brasas en todos los platos. Considerable número de entradas, tanto del mundo vegetal como de la carne, diversos yakipinchos (espetos), y finales alrededor del concepto de asador pudiendo elegir desde hamburguesas hasta tomahawk y chuletón pasando por otras opciones como el cordero lechal, el pollo o los diferentes cortes de ibérico. Carta que invita a volver para poder degustar un mayor número de las alternativas propuestas.
Concepto brillante y puesta en marcha casi inmaculada. En Leña se aúna por una parte la visión “fashion” de un restaurante, con una culinaria variada, trabajada y que agrada sin incertidumbre. A estas dos características, se une la calidad del servicio mencionado. Un buen número de preparaciones finalizan en mesa, provocando una atractiva interacción entre la sala y el cliente. El servicio comandado por Jorge Díaz brilla y mejora la “experiencia” en su globalidad.
Rápidamente, lo cual es de agradecer, se dispone en la mesa de una mantequilla de leche de cabra con ceniza de puerro. Resulta elegante, ligera, totalmente adictiva. A continuación, el puerro asado con mortadela ibérica trufada. Puerro tatemado, al cual el servicio retira las cenizas, para servirlo limpio. En boca, resulta ligeramente dulce, de textura casi melosa. La mortadela aporta ese punto graso que redondea el bocado.
Alrededor de la ensalada César, se visualiza el primer “perfect serve”. A medida que se aliña la lechuga romana, se mezcla con la pasta de anchoas, se raya el parmesano y se ve generando toda la receta; se cuenta la historia del origen de esta conocida ensalada. Se produjo en (Tijuana) México por parte del italiano, Cesare Cardini, un día con pocos ingredientes en cocina que requirió improvisación. En este caso, el pollo se sustituye por copa de vaca vieja. Un pase notable y divertido.
A modo de bocado individual, el pretzel de brisket ahumado con salsa tártara y encurtidos. Suculento, algo gocho y con una pizca de grasa de más en la base del bocadillo. Por otra parte, los encurtidos con su acidez balancean un conjunto que repetiría. Más normal, es el yakipincho de meatball de pollo que deja algo indiferente.
En cambio, las mollejas de cordero a la brasa resultan de gran nivel. De laminado uniforme, crujientes en su exterior, de tamaño perfecto, textura cómoda y con un agradable punto de brasa en su aroma y gusto. Notabilísimas. Acierto seguro.
Es imprescindible solicitar la que en Leña se define como la hamburguesa que le dio sentido a todo. Realmente, son dos pequeñas hamburguesas con pan pretzel, queso havarty y salsa bull. Antes, la carne se ha picado delante del cliente en otro ejercicio de interacción. Se trata de carne madurada de picanha, con un buen porcentaje de grasa. La combinación de la carne con el queso y la salsa bull es acertadísima. Un verdadero “signature dish” como dirían los anglos que representa tanto al restaurante como a su autor, Dani García. Un plato que es símbolo de esa apertura de la cocina del malagueño a un público muchísimo más amplio.
Para finalizar, la tarta di rose con helado de mantequilla es el postre ideal para compartir. La textura del bizcocho resulta sorprendente ya que en boca es aireada y algo volátil. Una ejecución impecable para finalizar esta visita a Leña.
La sensación que uno tiene al acabar la comida es que Leña es un restaurante para volver y que buscan con la calidad del servicio repercutir en la fidelización del cliente. La inabarcabilidad de la carta en una sola visita, la sensación de calidez y un resultado gastronómico notable confirman que estamos ante un restaurante que perdurará y en el que seguirá siendo complejo conseguir mesa. Además, la existencia de claros “hits” como la hamburguesa, la tarta di rose o las mollejas dan solidez al argumento del retorno.
Leña es una propuesta gastronómica con una elevada posibilidad de exportarse y que dará al Grupo Dani García muchas alegrías en su expansión. La concepción es distinguida y la puesta en escena proporciona un resultado global muy agradable. Recetas trabajadas, cocina pensada para una gran mayoría y elevadas sensaciones de confort.
También mencionar, el elevado precio de algunas bebidas, y la necesidad de avisar al cliente cuando se va a facturar por una copa de vino dieciocho euros, sobre todo si éste se ha puesto en manos del sumiller.
Leña: Un concepto ganador.
Comparto la idea de que apetece volver. Servicio y comida excelentes.
La próxima vez pide el puerro, ¡ buenísimo!
Gracias por el comentario Rafael. El servicio es una pasada y el local es muy agradable. Junto con la comida y la gran variedad de la carta, provocan esas ganas de volver.