Solana: Una de las ultimas estrellas de Cantabria


Crónica en base a una visita realizada a primeros de Enero de 2012.

Ultimo estrellado que nos quedaba por visitar en Cantabria, aunque tenemos que comenzar de nuevo la ronda en alguno de ellos.

Día de lluvia y niebla en Cantabria, salimos de Santander a las 13:00 en dirección a Ampuero, subimos a la Bien Aparecida, y antes de entrar en el bar, visitamos a la patrona de Cantabria, la Virgen de la Bien Aparecida.

Luego al Bar Solana donde hay colgadas fotos de Ignacio Solana con todos los cocineros grandes: Adriá, Berasategui, Roca, Blumenthal,…también con otras figuras del futbol, toros, y mundo de la farándula. En el bar nos tomamos un blanco de solera, al precio de 0,60€. El bar es un bar de pueblo de los de toda la vida que han regentado y regentan los padres de Ignacio Solana, y que entendemos es donde Ignacio ha crecido.

A las 14:00 pasamos al comedor que en ese momento estaba vacío, pero que se fue llenando casi en su totalidad, aproximadamente puede haber unas 12-13 mesas, y diría que estaban todas ocupadas menos 2.

Nos decidimos por el menú degustación que constaba de 2 aperitivos, 5 platos y dos postres.

Aperitivos:

1. Cocido montañés «desestructurado»: Sorpresa y recuerdos, nos gustó mucho, las alubias y la morcilla en una especie puré y la berza en espuma acompañado de una rodaja fina de chorizo frito.

2. Gilda: Compuesta de anchoa, helado de aceituna rellena y caramelo de gilda. Muy buena anchoa (creo que San Filippo), logrado el helado de aceituna rellena, pero el caramelo de gilda hacía por esta vía se perdiera algo de sabor frente al fuerte sabor de la misma. Original.

Entrantes:

Copa de centollo con crema de vainilla, hinojo….Nos gustó pero creemos que este plato puede mejorar siendo monoingrediente, es decir puro centollo, puro mar. El centollo desmenuzado estaba muy bueno, pero el resto de los ingredientes suavizan el sabor del plato; desde nuestra humilde opinión un sabor más claro, más limpio del centollo podría resultar en un mejor plato.

Carabinero con jibia y alcachofas: Gran combinación, buen aprovechamiento del carabinero con un fondo de sus jugos donde la jibia se «mojaba» y tomaba mucho sabor, muy buena alcachofa. Gran combinación.

3. Milhojas de manzana, patata, y foie con una salsa de reducción de un vino blanco: Buena ejecución, el plato lo reduciría para dejar solo la manzana y el foie.

Platos:

Salmonete con sopa de sus espinas, y puré de sus higaditos: Este plato nos encanto, todo sabor a salmonete, éste en su punto. Producto totalmente aprovechado, que empuja en una sola dirección, amplificar el sabor a pescado del plato. Podemos decir que este fue el plato que más nos gustó del menú.

Carrilleras de ternera lechal sobre puré de patata: Muy melosas, carne tremendamente tierna, nos sobraba totalmente el cuchillo. Perfecta ejecución en un plato de corte clásico.

Postres:

– Macedonia de frutas tropicales con espuma de coco y queso. Muy refrescante, muy acertado su posición en el menú después de las carrilleras y su untuosidad, para “limpiar” la boca.

– Torrijas de pan brioche con helado de lima: Gran combinación, buen contrapunto de un mundo dulce y un mundo ácido, postre muy estético.

Café con trufa, y tiramisú.

Buena sala con grandes ventanales a un valle. Servicio joven, buena separación entre las mesas. Platos abundantes, generosos para poder degustar los platos; y tener una comida larga, con tiempo, placentera. Gran relación calidad precio. Hablamos de 70€ por persona habiendo probado 2-3 vinos por persona.

Desde nuestro punto de vista, es de gran mérito haber sido capaz de establecer un restaurante gastronómico en la ubicación de la Bien Aparecida. Un restaurante gastronómico que nace del interés y la superación de Ignacio por el oficio de sus padres. Sabemos que no es la primera vez que esto ocurre ni la última, otros ejemplos de familias que parten de un bar-restaurante para llegar a un restaurante gastronómico son los hermanos Roca (el Celler de Can Roca), los hermanos Sandoval (Coque-Madrid), la familia Morán (Casa Gerardo – más de 125 años), Martin Berasategui (Bodegón Alejandro)…y seguro que hay muchos más.

Recomendamos su visita y vamos a seguir a Ignacio Solana con el que estuvimos hablando transmitiendo muchísimas ganas de escuchar al cliente, de seguir haciendo las cosas bien. Nos llamo mucho la atención el hecho de poder hablar sobre el desarrollo de los platos y su potencial mejora.

Previous Las jefas de la cocina
Next EL Club Allard. La revolución silenciosa

No Comment

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.