Seguimos en la Ciudad Condal, y no podíamos desaprovechar la oportunidad de acudir a la renovada propuesta gastronómica de los hermanos Roca en el Hotel Omm, perteneciente al Grupo Tragaluz. Apenas unas pocas semanas, desde que se le ha dado un lavado de cara a la oferta, además de introducir el apellido Roca en el nombre de las propuestas (un gran movimiento de marketing), clasificándola en Roca Bar y Roca Moo (el restaurante que desde hace unos años tiene una estrella Michelín ; pero centrémonos en el primero que fue el que visitamos. Está situado en el lobby del hotel, de un hotel de cinco estrellas, especifico esto por las características actuales de la clientela tipo “burguesía y pijerío catalán”, “turistas del lujo” y algún trastornado gastronómico.
Puede que se acabe convirtiendo en un “bar”, pero diría a que día de hoy (Febrero-Marzo 2013) no lo es, se trata más del lobby de un hotel donde se pueden degustar ostras, tapas, platos, clásicos de los Roca, bocadillos y los nuevos rocadillos. Como comentaba en algún post anterior, los bares tienen su idiosincrasia, su estilo, su informalidad, su bullicio, hasta sus “sospechosos habituales”. Demasiado silencio para ser un bar. La definición de bar según la RAE es: “Local en el que se despachan bebidas, que suelen tomarse de pie, ante el mostrador”. Analizando la definición, creo que se ha quedado un poco anticuada. Por cierto, la manida “gastrobar” no tiene significado para la Academia.
En relación a lo gastronómico, comenzamos con una ostra con salsa de ponzu. Generoso tamaño del molusco, pequeña porción de salsa que apenas altera el sabor del bivalvo.
A continuación, seguimos picando con unas sardinas fritas al limón y albahaca. Olores, aromas, antes de degustar, y luego sabor marino armónico. Servidas en un cucurucho, “finger-food” en el lujoso lobby. Una sencilla tapa de nota muy alta. Para no parar de comer mirando a la mar (si fuera posible).
Uno de los verdaderos puntos positivos de la carta, es la posibilidad de degustar platos clásicos de los Roca, en concreto cuatro opciones. Nos decantamos primeramente por el timbal de manzana y foie gras con aceite de vainilla. Manzana verde que aporta unos toques ácidos que combinan a la perfección con los grasos del foie. Lujo al alcance pudiendo degustar este plato por 12€ (sin tener que desplazarse a Girona). Buenísimo.
En los diferentes artículos y posts en la prensa especializada tras esta renovada reapertura, todos alababan los Rocadillos. Tienen su origen en la versión del helado caliente de Jordi Roca, que sellaba y aumentaba su temperatura utilizando la siguiente “sandwichera” ó “rocadillera”. Existen 4 diferentes rocadillos, de pollo con mole, anguila ahumada con teriyaki, escalibada y queso de cabra, y el de rabo de toro al vino tinto que es por el que nos decantamos. Lo más exclusivo de la propuesta, aquello que solo podrás encontrar aquí. Bien podrían denominarse Rock-adillos ya que son lo más sorpresivo, y ligeramente radical. De la misma forma son lo más “bar”. Nos podríamos imaginar una barra con un mayor grado de informalidad, donde la oferta fuera un amplio surtido de “rockadillos”. Guiso meloso, potente en sabor con fondos de vino dentro de una masa tremendamente esponjosa. Imagino un cambio en las meriendas de nuestros niños y adolescentes; rocadilleras en los hogares que cierran dentro una masa de pan las sobras de los guisos de nuestras casas surgiendo rocadillos tan dispares como el de “compango”, “el de cocido montañés”, “carne en salsa”….
Después de imaginar un mundo rodeado de rocadillos, procedemos con un hummus con atún, sésamo y soja. Un claro paso atrás, atún demasiado hecho, gran cantidad de hummus en el plato, y una combinación que no casa, ni encaja. Ingredientes que se desplazan en líneas paralelas y no coinciden en una supuesta armonía de sabores.
Para cerrar la parte salada, volvemos a la parte de clásicos con un Parmentier de calamares. Patata guisada, ligada perfectamente con aceite y caldo de los cefalópodos. Chipirones y pequeñas lascas de pulpo. Sabores concentrados, y sobre todo jugosidad para la cantidad de patata que es el ingrediente principal del parmentier. Mucho equilibrio. Muy rico.
En el apartado dulce, la tarta fina de manzana con helado de jengibre. Hecha al momento como mandan los cánones. Le eche en falta algo más de “dulzor” en la base, un poco más de fuerza, de potencia azucarada.
Al ser las primeras semanas, el servicio (entiendo que parte nuevo) andaba algo despistadillo trayendo platos, y bebidas que no correspondían a la mesa. Tuvieron un gesto de compensación al invitarnos a las cañas que habíamos tomado.
Respecto a los vinos, carta breve de unas quince referencias que también se pueden degustar por copas. Precios que son algo altos, una copa de Martin Codax 2011 (5€), otra del Emilio Moro Finca Resalso el mismo precio. Aquí se nota que estamos en un hotel de cinco estrellas. En cambio, los precios del “comercio” son mucho más ajustados: ostra (4€), sardinas 4 piezas (6€), timbal de manzana y foie (12€), rock-adillo (9€), hummus con atún (11€), y parmentier de calamares (12€). Como como más que bebo, mejor.
Lo dicho, muy buena propuesta gastronómica, quitando ese pequeño borrón en forma de hummus con atún. Una delicia poder probar clásicos de los Roca a estos precios. Quizás este “bar” puede ser un buen banco de pruebas para introducir algo más de juego, de divertimento, de inconformismo, haciendo de la experiencia algo más lúdico.
Sin duda, el Rocabar ó como acercarse a los Roca en Barcelona.
Muy bueno lo de los Rock-adillos. jejeje.
Así que demasiado silencio para ser un bar, como diría Gila, demasiado sueño para un adulto. 🙂
Un placer poder degustar platos de esa categoría por esos precios.
Sin lugar a duda alguna, me quedo con el Parmentier de calamares, eso tiene que estar de muerte y encima a mi que soy un enamorado de la patata en todas sus formas.
Un saludo Isaac.
Pues la jugosidad de la patata es brutal…hay que salir del Basque Country..un poco más…Hay jugar un poco con las palabras.no crees???
Estando esa familia detrás , no podía ser de otra manera , los rokadillos , parecen hornazos en pequeño , muy original y la maquinaria.
Mucho más elegante la masa y el relleno que los hornazos. Los hornazos me suenan un poco violentos..¡A que te sacudo un hornazo!
Ese timbal de manzana y foie es uno de los clásicos de la casa que tuvimos la suerte de probar el año pasado, que cosa mas fina.
Lástima que este año nos quedemos sin visita 🙁
Buena descripción finura y contraste
Pues si Isaac, muy buena pinta.
Jerónimo….no podía ser de otra manera…tú siempre estarás en mis recuerdos de los Hermanos Roca. Nunca olvidaré tu nivel de hospitalidad.
Muy buena pinta, pero me quedo con las sardinas, las buenas me encantan.
No hay que elegir un solo bocado, te puedes quedar con más…:-)