Un póker gastronómico por Cádiz.


Tartar de atún

Unos días por la provincia de Cádiz dan la oportunidad de realizar diferentes visitas y conformar un póker gastronómico por Cádiz. Esta vez, se puso el foco en espacios conocidos y tradicionales. El cuarteto se conformó con el Faro de Cádiz, Campero en Barbate, Venta Melchor en El Colorado y Las Rejas en la playa de Bolonia.

Cuando paro en la Tacita de Plata, tengo casi la obligación de visitar el Faro de Cádiz. Mi padre era marino mercante. Navegaba en Campsa como jefe de máquinas y solía embarcar en Cádiz. Él ya me contaba sus peripecias en el Faro y cuando lo visito, surgen recuerdos imborrables que deben ser reproducidos. De alguna forma, cuando estoy en el Faro, él está conmigo. Comida de Jueves Santo, lleno hasta la bandera y disfrutando de un servicio cercano, atento y de nivel.

El Faro de Cádiz mantiene su línea clásica con pinceladas de contemporaneidad que añade Mario Jiménez (3ª generación). Brochazos medidos en su atrevimiento para no cambiar aquello que ha funcionado durante tantos años. Resulta obligatorio comenzar con unas tortillitas de camarones. Finas, de fritura impoluta y repletas de esos pequeños crustáceos. No disminuye el nivel el cazón en adobo. De frescura ejemplar y punto perfecto para saborear toda la jugosidad del pescado.

Cazón en adobo Póker gastronómico en Cádiz
Cazón en adobo – Faro de Cádiz.

Dentro de esa nueva línea, el erizo con tartar de gambón y oxigarum resulta demasiado ácido. Continuamos con la línea clásica con unos fideos en amarillo con cococha de corvina. Un plato repleto de tipismo gaditano que resulta agradable. Para finalizar con una sabrosa parpatana de atún, cocinada al horno. A destacar la bodega con una cuidada y amplia selección de vinos del Marco de Jerez y de Cádiz, estando disponibles un buen número de ellos por copa. En mi caso, el Faro me recuerda una luz que nunca se ha apagado.

El Campero sigue siendo el lugar para tomar atún en diferentes formas. Desde la última visita se ha ampliado la zona de barra, además de la terraza. En fechas pico, se llega a atender a cuatrocientas personas por servicio, cifra que me dejó bastante totalmente sorprendido. Esta vez nos quedamos en esas mesas altas con el fin de poder degustar una mayor variedad de preparaciones, ya que en ellas se sirven platos en formato tapa. Es hedonista y delicada la tosta de atún y trufa blanca y modélico el tartar de lomo de atún, sin ningún tipo de aderezo que lo distraiga.

Tosta de atún y trufa blanca
Tosta de atún y trufa blanca- El Campero

En esas reducidas dimensiones, probamos un atún encebollado y una facera con salsa de piñones realmente colosales. De las albóndigas de atún con salsa de tomate, ésta última era para enmarcar. EL usuzukuri de atún encebollado es otra delicia que combina el corte japonés con el plato tradicional a partir de la salsa que da el sentido al conjunto. La cococha o galete a las finas hierbas reduce ligeramente el nivel. Mientras que, de postre nos decantamos por el corazón del túnido a la plancha, de sabor más consistente y repetitivo. En el Campero, al finalizar siempre tengo esa sensación de haberme dejado platos interesantes sin probar. Para volver siempre.

Atún encebollado Póker gastronómico Cádiz
Atún encebollado – El Campero.

Cerca de Sancti Petri, en el pueblo de El Colorado se encuentra Venta Melchor. Espacio muy agradable y producto de calidad que pudimos comprobar en tres preparaciones muy típicas de este restaurante. Los dobletes y la edad provocan la reducción de la cantidad. Aun así, comenzamos un suculento paté casero de perdiz. A continuación, unos originales y sabrosos buñuelos de carabineros que vienen revestidos con múltiples camarones. Una forma aproximada y más voluptuosa que las tortillitas de camarones, con un relleno (el del carabinero) mucho más yodado.

Sin duda, el plato de la noche sería el calamar de potera a la cochambrosa, actualmente de temporada en el Sur. Un calamar entero, sin limpiar, enharinado y frito con ajos y acompañado de dados de patatas fritas. A medida que se come, va saliendo la tinta natural y mezclándose con el resto de jugos. Un plato esencial que solo resulta atractivo si el calamar es de máxima frescura como este caso. Una de esas degustaciones que invitan a volver.

Atún a la cochambrosa – Venta Melchor.

El final del cuarteto sería en Las Rejas, tocando la espectacular playa de Bolonia, que invita a pasear relajadamente. Antes de llegar a la especialidad de la casa, que son los pescados grandes fritos enteros, probamos unas tortillitas de camarones demasiado gruesas y algo grasosas. También unas riquísimas croquetas de choco y un agradable atún encebollado con tomate. Atención a las patatas fritas que se sirven con algunos platos porque resultan realmente adictivas. Provenientes de Sanlúcar de Barrameda son doradas, de fritura perfecta y pulcra y con verdadero sabor.

Como pescado frito entero, degustamos un borriquete de algo más de un kilogramo. De carnes blancas, resulta jugoso en su interior, percibiéndose demasiado salada la piel y su cobertura. Las Rejas es un restaurante de mayor informalidad, en la que el servicio se ocupa de que realmente pases un buen rato. La carta de vinos sin foco en los vinos de Jerez y alrededores.

Borriquete Las Rejas
Borriquete – Las Rejas

La alineación titular estaría conformada por las tortillitas y el cazón en adobo de El Faro de Cádiz, el atún encebollado, la tosta de atún y trufa blanca y la facera en salsa de piñones de El Campero, los buñuelos de carabinero y camarones de Venta Melchor y finalmente las croquetas de choco y las patatas fritas de Las Rejas.

Espacios de mucha personalidad y oferta diferenciadora que disponen desde hace tiempo del respaldo de la clientela porque verdaderamente saben lo que hacen.

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