En ocasiones al salir de un establecimiento y pensar en el secreto de su éxito, el primer vocablo que te llega a la mente es pasión. En este caso el segundo sería especialización. El entusiasmo de Eduardo Antón por las setas es la piedra angular de El Brote. Restaurante micófago por excelencia que hace poco tiempo ha cambiado de ubicación desde la calle Chile hasta Javier Ferrero, en el barrio de Prosperidad.
En el momento de la comanda, Eduardo se sienta como un comensal más, y explica apoyándose en un innecesario papel las setas y combinaciones del día. En ese instante, comienzas a percibir su locura micológica, generándose una conversación con aras de eternizarse, fiel reflejo de su entusiasmo.
Producto de altísima calidad basado en años de conocimiento, y en escoger para El Brote las mejores setas de todas las que Eduardo maneja. La chispa de El Brote es el deseo de llevar (gastronómicamente hablando) la seta a un altar. Pura veneración que busca su dignificación en el plato. Las combinaciones con otros ingredientes tienden a resaltar a las verdaderas protagonistas, además de aportar interesantes matices en texturas ó sabores.
Se comienza con unos boletus laminados acompañados de medallones de ciervo. Piezas de gran tamaño cortadas finas, y simplemente pasadas en la sartén. Jugosidad. Sencillez basada en la gran materia. Complicarse sería estúpido. Elegancia y sutileza.
A continuación unos rebozuelos con arroz de crustáceos. Sorprendente pareja que conforma un mar y montaña que funciona en boca adecuadamente. La seta por sí sola en punto perfecto casi crujiente. Aun resultando agradable, la mezcla que pasó algo más desapercibida.
Seguiríamos con trompetas de la muerte, tirabeques y granada. Nos conquistan por el crujiente y el frescor de la verdura, el punto entre dulce y ácido de la fruta, y por esta seta musical de textura excepcional, no anteriormente experimentada. A destacar la frescura del hongo, y su afinación culinaria que le aporta mucho protagonismo. Después de probar éstas, llegamos a la conclusión que anteriormente esta seta la hemos tomado sobrecocinada. Plato con mayor número de matices, y contrastes. Para volver.
Finalizaríamos con níscalos, butifarra, berenjena, espinacas y migas. Aportes de grasa, de toques ahumados, y de livianidad en los acompañantes. Níscalos enteros de sombrero uniforme y perfecto.¡Que dandies estos hongos!. Pura selección. Inteligente aleación.
En el apartado dulce, el arranque fue con unas trufas de chocolate con sabores a romero, pimentón y naranja; además de una clásica. Prescindibles.
Como somos de esos que buscan levantarse de la mesa con buen sabor de boca, a por el mousse de boletus. Etéreo, provocador de sensaciones dulces y saladas. Y por encima de lo anterior sabroso y distinguido. Si su acompañante le dice que quiere chocolate, negocie a rabiar.
El frenesí setero de Eduardo, la buena ejecución, las mezclas únicas y una excelente relación calidad precio han provocado que volvamos a tener de nuevo cita en El Brote. Imprescindible para todos aquellos que disfrutan de este mundo de crecimiento espontáneo en las húmedas sombras de los árboles
Un paraíso micológico en el polígono del barrio de Prosperidad. A veces los polígonos tienen estas cosas, y nos dan sorpresas.
Restaurante El Brote: Un paraíso micológico
Deseando ir . No lo conocía. Preciosas fotos Isaac. El contenido como siempre un 20
Vete, vas a disfrutar de la comida y de la conversación con Eduardo Antón. En las fotos hemos intentado dar protagonismo al hongo. Gracias
Sin duda todo un homenaje micológico, por Cantabria intentaremos probar el menú de setas propuesto por Gustavo en La Nueva Torruca
Intentarás, lo dudo. Lo que estoy seguro es que irás. Ya sabemos que Gustavo es mucho Gustavo.
Me viene a la mente un menú de un restaurante de Bilbao que llevaba por nombre «Los colores del otoño». Un verdadero placer que nos da el bosque, las setas. Ese postre me ha sorprendido y mucho. Tiene que ser espectacular.
El postre está muy bueno, lleva al boletus a una nueva textura. y luego esae contraste dulce y salado.
Sere yo? Sere yo? Siiiii, soy yo la que va a la proxima cita. Despues de este post, no veo la hora……
Isabel, lo disfrutarás seguro.
Deliciosa propuesta. Entonces este restaurante ¿es de temporada? o se proveen de setas todo el año y van cambiando las propuestas.
Me encantan las setas, aunque por mi zona sólo se recogen de dos tipos, lo que aquí llamamos bolets (setas de chopo) y los esclatasangs (lactarius deliciosus) más conocidos como níscalos o robellones.
Los comemos simplemente a la plancha con un buen AOVE, pimienta y sal o también fritos con un revuelto de longaniza y ajetes.
José, esa misma pregunta hice yo a Eduardo. Respuesta: Aunque otoño sea la mejor temporada, están abiertos casi todo el año y controlan muchísimos cogedores de setas desde los Alpes hasta Andalucía. Por lo tanto si que tiene continuidad.
Me va a dar un «brote» psicótico y me voy a hacer «poligonero».
Me gustan mucho estos restaurantes especializados en setas, que en muchos lugares unen a especialización en caza, un tandem imbatible.
La respuesta que he obtenido yo en varias ocasiones a la pregunta que hacíais Jose Ruiz y tú fue:
«Hay setas todo el año, sólo hay que conocerlas y saber buscarlas»
Prácticamente la misma respuesta, con esa puntualización del lugar. De alguna forma lo que se va buscando es el clima otoñal, que no en todos los lugares ocurre a la vez. Gracias José y Aurelio por seguir participando.
Este post si que me hace la boca agua y me da una ENVIDIA!!! Aunque hoy tengo revellons con butifarra!!!
Nunca se me olvidará aquel bar que nos llevaste en Madrid y que sólo comimos setas!!!!
Aquel se trataba de la taberna el imperio…; diría que EL Brote tiene mejor nivel. Cuando vuelvas, vamos seguro. Lo único avisa, que hay que reservar con tiempo ( 3 semanas)
Doy fe, he idodos veces y me encanta