Por vicisitudes de la propia vida, y por la generosidad de un nuevo cómplice gastronómico, el amigo Patxi, este sábado he vuelto a disfrutar “de lo lindo” (expresión utilizaba por mi padre difunto para mostrar demasía y exceso). El mediodía ha consistido en un taller de anchoas y posterior comida. De todo lo culinario se …