La experiencia en Nerua  comienza al cruzar la puerta, al adentrarse en ese “hueco” trasero a la obra de Frank Ghery. De repente un “gabon” al unísono, y uno de los múltiples cocineros te explica cómo está dividida la inmaculada cocina. Resulta extraño que ésta esté totalmente abierta, sin humos, ultralimpia, casi virginal, como si …