Cadelo: Me gustas


De vez en cuando en Santander surgen pequeños espacios gastronómicos que merecen la pena. Uno de los últimos en la calle del Rio de la Pila, otrora vía de la movida nocturna santanderina en diversas fases del siglo pasado y que siempre ha tenido como referencia gastronómica a la Bodega del Riojano. El que escribe en los comienzos de los 90 alternaba en locales como el Drink, la Tienduca, la Gramola o el Cienfuegos. Pero estas líneas van a dedicadas a Cadelo, cuyo nombre hace referencia a un personaje-poeta santanderino que vendía versos a cinco pesetas.

Nacho Laherrán en cocina y Eduardo Ruigómez en barra y sala proponen una carta sin ataduras, fresca y joven en un local pequeño, algo ruidoso y de fachada ochentera.  Se nota que estos chicos quieren comenzar desde el principio y están dispuestos a darlo todo.

Nacho_Cadelo

Platos en general sabrosos sin demasiado riesgo pero con una línea diferente en esta clásica ciudad culinariamente hablando. Otra forma de hacer gastronomía en Santander que han convertido en Cadelo en la taberna alternativa de la capital cántabra. Su mérito se acrecienta cuando se visualiza el tamaño de la cocina. Apenas 7 metros cuadrados, de forma que la roner solo se puede utilizar durante la mise en place y no en el propio pase. Ganas de hacer la cocina que uno tiene en mente y de ser su propio responsable por encima de todo lo demás. Ya saben que la combinación talento y trabajo suele traer buenos resultados.

Uno de los platos que ha soportado varios cambios de carta son las gambas a la sal con tomate y eneldo. Muy buena gamba blanca, de perfecta textura en la que se apuesta más por mantener su sabor mediante un sedoso aliño que por incrementar la potencia de la degustación con alguna nota ácida ó picante. Notable.

gambas_Cadelo

A continuación dos combinaciones donde se unen los lácteos y el pescado azul, que tan buenas migas hacen. En primer lugar brioche con queso y anchoas de Codesa, un bocado cántabro por antonomasia algo parco en sabor pero con un detalle de equilibrio representado por pequeños trozos de manzana verde que aportaban crujiente y acidez. Luego vendría la ricota con anguila ahumada y tomates secos, agradable en boca con importante presencia de notas ahumadas y cremosa textura.

Brioche_cadelo

Ricotta_Anguila_Cadelo

El rape a la plancha con puré de boniato y aceitunas negras peca de cierto desequilibrio llevándose las olivas el sabor delicado de este pescado blanco de buena calidad y urdimbre. ¡Cuidado con las proporciones!

rape_cadelo

En cambio las mollejas con aji panka y yuca merecen un olé prolongado. A un fabulosa textura se le una combinación de ligero picante, cremosidad y crujiente. Para repetir con asiduidad carnívora. Merece la pindia subida del Río de la Pila.

Mollejas_cadelo

Visos de guisandero se muestran de verás por naturales en los pequeños tacos de rabo de toro con frijones y aguacate. De sabor prolongado y concentración en el fondo. Cuando España se encuentra con México con talento.

Tacorabotoro_Cadelo

Para finalizar Eduardo con cierta cara de picardía nos empuja a probar las alitas de pollo en salsa de chiles coreanos. Picante con osadía intensa que no va más allá de la boca afortunadamente. Solo se pueden tomar al final. Se disfrutan.

Alas_cadelo

Si la tarta de queso es horneada normalmente vamos a por ella. En este caso destaca por su sabor ciertamente profundo y por ese tambaleo al hincar la cuchara que marca una textura sedosa. No acabo de ver el matrimonio con una confitura de naranja demasiado amarga. Esta tarta degustada con cierta brevedad después de salir del horno seguro que nos haría disfrutar aún más.

Tartadequeso_cadelo

Sin duda, Cadelo es una bocanada de aire fresco dentro de la categoría de tabernas “modernas” que buscan una interesante relación calidad precio. Un revulsivo culinario y una muestra de una de las posibles líneas para vivir de esto en la ciudad que mira cada vez más hacia el Cantábrico. Inversión controlada, cocina honesta y sápida, precio ajustado y cariño.

La carta cambia tres ó cuatro veces al año, lo cual nos empuja a nuevas visitas. Cocina sin fronteras marcadas con pequeños guiños a Perú, México, Corea. El estilo es justamente no poder categorizar la cocina por no tener un perfil excesivamente marcado. El placer de la variedad.

El plato de mayor enjundia gastronómica son las mollejas con aji panka y yuca por su textura y contrastes. También disfrutarán tanto las gambas a la sal como esos pequeños tacos de rabo de toro. Propuesta de sabores marcados y directos sin excesivos matices en un local angosto pero en el que uno se siente acogido y cómodo desde el primer momento. En Cadelo, casi siempre las sonrisas se colocan por encima de las incomodidades.

Cadelo: Me gustas

Maridaje musical de Los Deltonos, banda cántabra de blues rock que sigue en plena actividad. En su primer EP estaba esta canción con este histórico documento gráfico.

Imagen de previsualización de YouTube

Nos puedes seguir en twitter.

Previous Triciclo: Una casa de comidas del siglo XXI
Next Elkano: De la revolución a la tradición

4 Comments

  1. Toni Grimalt
    29 marzo, 2016
    Responder

    Estaba entre nuestras opciones «out of program» para nuestra quedada cántabra. Muy buena pinta. Y esas alitas seguro que me molarían. Una pregunta: las mollejas, ¿de ternera o de cordero?

    • Administrador
      30 marzo, 2016
      Responder

      Pues por el tamaño y la textura creo que eran de ternera, pero no te lo podría asegurar al 100%. La elección que habéis hecho también es muy correcta en un estilo muy diferente. Gracias Toni.

    • 3 abril, 2016
      Responder

      Nos faltaba un post como éste para decidirnos.

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.