Casa Cofiño: Más de tres referencias por habitante


Desde unos meses antes que mi madre nos dijera definitivamente adiós no comía cocido montañés, y uno ya iba teniendo ganas. De forma que aprovechando los buenos comentarios de Casa Cofiño, nos hemos acercado a Caviedes (Cantabria). Climatología espectacular, sol y cielo despejado, los Picos de Europa nevados se divisan desde la carretera Santander- Oviedo, lo cual personalmente me aporta cierto placer y relax. El comedor está compuesto de dos salones rústicos con las paredes de piedra. Nos colocan cerca de la bodega. Carta totalmente clásica de la provincia de Cantabria: rabas, cocido montañés, alubias rojas, sopa, chuleta de vaca, carne guisada,…. Lo que realmente sorprende es la carta de vinos y destilados compuesta por unas setecientas referencias. Como sabéis los que seguís este blog, mi conocimiento del mundo vinícola no va más allá de percibir los vinos que realmente me gustan.

EL cocido montañés viene de ser un plato de susbsistencia que combina los productos de la matanza del cerdo con otros ingredientes locales como las alubias blancas y la berza. Plato de las familias trabajadoras del campo y la montaña de Cantabria que posteriormente ha pasado a ser una elaboración con denominación de origen que se busca en los diferentes restaurantes de Cantabria, sobre todo en aquellos de los Valles del Saja y Nansa. El que hemos degustado rebosa contundencia, por la elevada densidad del guiso, y la cantidad de berza. EL cocido se sirve en fuente para repartir y el acompañamiento (“sacramentos”, “Compango”) compuesto de morcilla, chorizo, morcilla ahumada, tocino.

 

Sabor tremendamente firme, personalmente lo prefiero con un sabor menos potente que se puede conseguir mezclando berza y repollo, ya que éste segundo aportaría cierta suavidad.

Se acompaña este cocido con un Matsu El Recio 2010 (Toro), que nos ha encantado; servido perfecto de temperatura. Nos sorprende por su suavidad, que no esperábamos de esa D.O.

Posteriormente una chuleta de vaca de aproximadamente un kilógramo, junto con unas buenas patatas fritas. La carne muy correcta. Aunque prefiero carnes más maduras, es decir de animales algo más viejos, ya que desde mi punto de vista tienen un sabor más carnívoro.

También hemos probado un poco de cabrito guisado, que nos ha encantado, especialmente meloso, fácil de comer, suave a la hora de masticar. Todos los platos principales han venido acompañados de sus respectivos generosos platos de patatas fritas caseras. Da gusto que haya generosidad, y buen producto en un acompañamiento tan sencillo como unas patatas fritas. Desgraciadamente no siempre por otros lares son de nuestro agrado.

Las raciones resultan bastante pantagruélicas, lo cual nos ha impedido pensar en los postres. En resumen, se trata de un restaurante típico cántabro con una carta tremendamente popular. Generosidad, las perolas de las elaboraciones de cuchara se dejan en la mesa para comer con verdadera libertad. Por otra parte, sorpresa (por mucho que se hubiera leído) en la carta de vinos, más de setecientas referencias en un pueblo de unos doscientos habitantes, es decir salen a más de tres referencias por habitante.

Volveremos, beberemos y pediremos algo menos.

A la vuelta, hemos subido hasta Monte Corona desde donde se veían con esta claridad los Picos de Europa. Me gusta mucho Cantabria.

Previous StreetXO: La barra más neo-castiza y bullanguera de Madrid
Next Sudestada: Montaña rusa de sensaciones

6 Comments

  1. Jon Ander
    23 diciembre, 2012
    Responder

    A ver si resulta que estoy confundido yo contigo. Tú eres el que estaba en Solana junto a la ventana. Yo pensaba que eras el otro.
    Porque esta jamada sólo se la puede meter entre pecho y espalda el que digo yo.
    Que el codido con sacramentos es plato único, por dios.
    Encima dices que postre no, pero donde narices ibas a meterlo.
    Ya veo que tú lo mismo a lo fino que a lo de siempre.
    La cena habrá sido frugal, se supone.
    Un saludo. Jon Ander.

    • 23 diciembre, 2012
      Responder

      Jon Ander, el cocido, y más o menos medio kg de chuleta. He cenado una de las famosas albóndigas de Casa Cofiño en mi casa. Un poquito frugal sí. EL cocido montañés es más contundente que esas alubias rojas que coméis por tu tierra.

  2. kintiman
    23 diciembre, 2012
    Responder

    Uno de mis restaurantes favoritos de cocina tradicional, buen producto, generosas raciones, excelente precio y lo mejor de todo, una de las mejores cartas de vino y destilados a nivel regional e incluso nacional.

    • 23 diciembre, 2012
      Responder

      Sergio, se puede volver perfectamente a probar grandes vinos, y otros platos. EL cocido contundente, me ha dejado un poco noqueado

  3. Craticuli
    25 diciembre, 2012
    Responder

    No se porque se estilan tan poco las patatas soufle, personalmente me encantan, y con ellas se puede dar distinción y originalidad a las guarniciones, cosa que pienso que siempre pasa a un segundo plano en estos sitios.
    Saludos.

    • 25 diciembre, 2012
      Responder

      Craticuli, las patatas soufle cuesta hacerlas, 2 sartenes con temperaturas de aceite diferente. La ultima vez que las tomé en Piñera. En Casa Cofiño no se puede exigir ese tipo de patatas, por el precio que te cobran. Además estas estaban bastantes buenas

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.