Bar La Pasarela: El mejor carajillo de Santander.


Viernes en Santander, se llega tras viaje de Madrid. Nevera sola y vacía. Ganas de comprar, y luego cocinar nulas. Deseo infinito de conversación relajada, de tranquilidad. Anhelo de estar con tu sangre. Capricho de lo sencillo, de lo cotidiano que a veces resulta ser excelso  transformándose en el “placer de lo cotidiano”.

Estamos en el Bar La Pasarela, que trabaja desde 1929. Desde 1984, lo gestiona Chechu y su mujer, Carmen. Dedicación, honestidad, trato, cariño. Nos sentamos en la terraza, escuchando las maniobras, y llegadas de los trenes, rememorando tiempos pasados cuando éramos los acompañantes de nuestros mayores, cuando se compartían refrescos, cuando tomar un simple mosto, y tener tu propio vaso, te convertía en importante.

Cocina tradicional, casera, de nuestras madres, sincera. Cocina para compartir, para tomar unas raciones, y disfrutar.

Entramos con dos platos marineras, unas almejas, y unas navajas plancha. Buenas manos, deliciosa salsa, correcto punto. Disfrutamos.

 

 

 

A continuación un plato de callos, con una bandeja de patatas fritas. Los primeros resultan suaves, poco grasos. Los hidratos de carbono aspiran y se mezclan con la salsa, tanto en forma de patatas como de pan. Seguimos gozando.

Nos acompañan dos cómplices hoy, cómplices más de la propia vida que de la gastronomía. Ellos tienen hambre,  y acabamos con otro plato de patatas y morcilla de Sotopalacios con cebolla.

Y tras esta sencilla, y placentera cena, llega un momento sagrado en La Pasarela. Estamos ante el trance del carajillo, si lo han leído bien. Creo sinceramente que Chechu hace el mejor carajillo de Santander. Granos de café, piel de limón, azúcar, brandy de 8 años que envejecen en barricas en casa, y a mezclar. Se hace enérgicamente con una cuchara provocando una sinfonía por el contacto vaso-cuchara que se almacena en nuestra cabeza para provocar recuerdos; deleite. Una vez cohexionado, se vierte una café expreso 100% Colombia, y a disfrutar. Sabor íntegro, conjuntado, mezclado de verdad, en su punto de temperatura. Placentero.

El origen de esta bebida se remonta a la época en que Cuba era española; y los soldados combinaban café con ron para coger “corajillo”. Y del “coraje” pasamos al “carajo”. Y del corajillo al carajillo.

Deleitarse con los sabores de siempre, con los platos que no pasan de moda, y con una buena compañía está muchas veces más cerca de lo que nos creemos.

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9 Comments

  1. Moongoose
    7 octubre, 2012
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    Nada mejor que llegar a la tierruca y escaparte a esos rincones que tan buenos recuerdos traen. Si ademas te rodeas de amigos y buena comida ya no hace falta nada más.

    Por esas patatas, MATO!

    • 7 octubre, 2012
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      Tienes razón, Juan….ya había ido unas cuantas veces, y uno tarda en darse cuenta de esas cosas sencillas como unas patatas, unos callos, y un carajillo. Estas cosas bien hechas se disfrutan mucho, y un cree alcanzar la felicidad

      • Moongoose
        7 octubre, 2012
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        A mi ademas me pirran los muergos, pero ultimamente he de tener cuidado con ellos, por aquello de que puedan taner procedencia dudosa. Menos mal que siempre puedes encontrarlos de confianza.

        • 7 octubre, 2012
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          Juan, varias veces les he comido, y siempre muy bien. Siempre voy a cenar; tengo ganas de ir a comer un día..probar la cuchara,,y que se me haga tarde 🙂

  2. 8 octubre, 2012
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    Josechu y Carmen tienen un filon en la peña del cuervo. Hace un arroz con almejas muy bueno y frien las patatas como nadie. Quien no ha pasado por La Pasarela…Recuerdos Recuerdos…

    • 8 octubre, 2012
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      Pues ya tengo el menú…un arrocito con almejas; luego patatas con callos, vienes tú y traes un poquito de tarta de queso para que «acompañe» los carajillos.

      • Moongoose
        8 octubre, 2012
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        Lo tuyo es puro vicio. Yo llevo el vino.

  3. Jon Ander
    9 octubre, 2012
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    Casi mi menú ideal. Almejas, navajas, callos, patatas fritas (de las de verdad) y morcilla. Los callos que cené yo el sábado tenían la misma pinta, ricos, mucho.
    Todas cosas de siempre pero qué placeres nos deparan.
    Pues un saludo Isaac y a ver cuando preparamos esa quedada Vasco-cántabra.
    En Solana estaría de cine. Creo que todos estamos «enamorados» de su cocina.

    • 9 octubre, 2012
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      Pues fíjate que bien atino…te cojo la palabra…y hacemos esa quedada a medio camino…

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