Sa Pedrera d’es Pujol.


En base a las últimas referencias sobre la isla en restauración, decidimos reservar en Sa Pedrera D’es Pujol, y realizar el esfuerzo una noche de ir hasta Torret a casi  1 hora de coche de donde estamos alquilados.

El restaurante se encuentra en Torret, más concretamente en la carretera que une Sant Lluis con Punta Prima. Amabilidad en el contacto telefónico para precisar la localización, así como para la gestión de la reserva que fue cambiada.

Casa payesa totalmente reformada con comedor acristalado que se amplía en verano con una sugerente y tranquila terraza.

Buena recepción y seguidamente se encarga algo para el niño, en este caso su cena favorita “pollo empanado”.

Extensa carta de vinos de unas 400 referencias, nos ofrecen ver la bodega donde curiosamente también conservan los quesos. Esta vez nos decidimos por un botella de cava Recaredo (28 €).

Como entrantes compartimos unos raviolis caseros de calabaza y carquinyols, y una tosta de escalibada mediterránea con sardina ahumada. Los raviolis correctos, pasta aldente, relleno generoso. Mejorarían intentando encontrar más nitidez en el sabor ó los sabores que se quieren expresar.

En relación a la tosta, presentación con campana para disfrutar de las notas del ahumado. Gran pan que permitía facilidad a la hora de ser degustado. Los toques ahumados prevalecen sobre los vegetales de la escalibada, siendo la combinación agradable.

De pescado nos llamó la atención, el plato de albóndigas de pulpo con verdinas. Guiso con legumbre que no oculta el sabor del cefalópodo, las verdinas aportaban una ligera suavidad que nos gustó. Las albóndigas generosas, de buen sabor acompañadas de un trozo de pulpo cocido. Coincidimos en que fue el plato que más nos gustó de la noche.

Para finalizar un formatjada de solomillo Wellington con puré de patata y salsa gravi. La primera hace referencia a una empanada típica menorquina, y es una de las características del Wellington su parte hojaldrada.

El origen de este plato hace referencia al general británico Arthur Colley Wellesley, ennoblecido como Duque de Wellington  fundamentalmente en la Batalla de Waterloo, allá por el 1815. Se conoce que en las recepciones del Duque se ofrecía este plato con orígenes sospechosamente franceses como son el hojaldre i el foie-gras que acompaña a la carne. El nombre de este plato ha perdurado como solomillo Wellington menos en Francia donde se le conoce como “solomillo en costra”.

Buen punto de la carne y el hojaldre que era más cercano a una masa de pan. Plato barroco, como esas modas que vuelven unos años después y se modernizan. De nuevo generoso, me pregunto si el famoso duque exigiría una pieza de carne de tal calibre, personalmente yo no.

Como postre tarta de manzana con salsa calvados y helado. Final adecuado. Manzana y hojaldre juntas, pero no integradas con la masa ligeramente dura; y algo gruesa.

Cocina algo barroca con cierto foco en las salsas que a nuestro modo de ver podrían ser más ligeras. Raciones tremendamente generosas que pueden ser compartidas fácilmente. Los platos que más nos han gustado la tosta ahumada y las albóndigas con pulpo con verdinas. Gran entorno para una noche tranquila y de buena temperatura.

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2 Comments

  1. Jon Ander
    10 agosto, 2012
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    Ya veo que sigues cuidándote estupendamente Isaac.
    Pudisteis terminar con todo ello?
    Menuda pinta que tiene el plato de albóndigas de pulpo, pero eso tiene que hacerte hasta sudar.
    Sigue disfrutando de las vacaciones y me imagino que algo más nos contarás.
    Un saludo.

    • 10 agosto, 2012
      Responder

      Pudimos acabar con todo..Jon Ander…en eso no suele habar problema. Gracias por seguir los posts

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